El espacio urbano ha de reflejar un adecuado nivel de mantenimiento, tanto del equipamiento, como de los elementos de ornato. Especial importancia tiene el mantenimiento de la vegetación y de otros elementos naturales presentes en él (como el agua, por ejemplo), así como un adecuado nivel de preservación frente a actos de degradación o vandalismo urbano.
Los actos de vandalismo destruyen, empobrecen y afean nuestras ciudades, requieren constantemente mantenimiento y recursos humanos, materiales y económicos para devolver el aspecto original a los espacios de uso común.
Los elementos ornamentales de la ciudad son objeto de actos de vandalismo y actitudes incívicas. Estos desperfectos nos devuelven una imagen de la ciudad descuidada que pueden incitar a continuar descuidándola.
Pero no sólo los actos intencionales vandálicos destruyen el espacio común, también los elementos naturales erosionan las contrucciones humanas que requieren conservación y mantenimiento.
La mala calidad de los materiales empeados, o simplemente, el mal diseño y la desidia en la construcción afectan al resultado final. La naturaleza misma lucha por abrirse paso en la ciudad: hierbas que aspiran a convertirse en arbustos e incluso árboles pueden deformar lentamente paisaje urbano.
Cuidar y mantener lo espacios urbanos es una tarea que requiere equipos de mantenimiento y actitudes cívicas de los ciudadanos. El resultado de ello es poder disfrutar de una visión pulcra de nuestra ciudad y de nosotros mismos.
lunes, 28 de febrero de 2011
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